martes, 30 de octubre de 2012

Amenazada por el número de visitantes, la Capilla Sixtina cumple 500 años:

Mar, 30 de Oct de 2012 12:42 La Capilla Sixtina es visitada al
año por cinco millones de
personas aproximadamente
(Getty Images). CIUDAD DEL VATICANO (EFE) - En el marco de su cumpleaños
500, una de las obras maestras
de Miguel Ángel, los frescos de
la Capilla Sixtina en los Museos
Vaticanos, puede ser cerrada
al torrente de turistas que la visitan a diario. Ante el número de visitantes y
los riesgos de daño a la obra,
el Vaticano analiza establecer
un número determinado de
personas para preservar el
patrimonio artístico. "Si no se interviene de
inmediato con la instalación
de un nuevo sistema de
climatización habrá que
rebajar el número de visitas
para no dañar el patrimonio", dijo Antonio Paolucci, director
de los Museos Vaticanos, en
declaraciones que publica este
martes el diario La Repubblica. La capilla fue construida en
1484 para el papa Sixto IV, a
quien le debe el nombre, pero
fue Julio II quien encargó a
Miguel Ángel su decoración
(1508-1512). El papa Julio II inauguró con
una solemne misa los frescos
en el día de las Vísperas de la
Festividad de Todos los
Santos, el 31 de octubre de
1512 y este miércoles será su sucesor en la silla de San
Pedro, Benedicto XVI, quien a
la misma hora repita el mismo
rito para festejar los 500 años
de la Capilla Sixtina. La relación entre Julio II y
Miguel Ángel fue tormentosa;
el gran maestro dudó antes de
aceptar el encargo pues se
consideraba escultor y no
pintor, pero empezó a trabajar en 1508 con una obsesión
apasionada, despreciando
cualquier ayuda. La capilla tiene 20 metros de
altura, y Miguel Ángel trabajó
sobre un andamio que colgaba
en las alturas durante cuatro
años, con un esfuerzo físico y
artístico descomunal y en medio de grandes trifulcas con
el papa Julio II que le
conminaba a que acabara el
trabajo. Los frescos representan nueve
escenas del libro del Génesis
como Creación de la luz, el
Pecado Original y el Diluvio
Universal. A pesar de su descontento por
ser un pintor empleado del
Vaticano, Miguel Ángel regresó
casi 20 años después, con 59
años, para acometer otra
pintura en la Capilla Sixtina a petición de Clemente VII,
quien le encargó el Juicio Final
en la pared del altar y que
terminó en 1541. El maestro se afanó y pintó
una masa de cuerpos
retorciéndose en sus tumbas a
la espera de la ira de Dios, un
tema elegido como
advertencia a los católicos para que se sometieran
durante la Reforma que se
extendía por Europa, aunque
también es interpretado como
fruto de la fe atormentada de
Miguel Ángel. La capilla alberga además
obras de importantes artistas
del Renacimiento como
Botticelli, Ghinlandaio,
Pinturicchio y Signorelli. La conmemoración de los 500
años ha animado la polémica
que el propio director de los
Museos Vaticanos, Paolucci,
negaba el pasado septiembre
en el diario vaticano L' Osservatore Romano. "Estamos en la época del
turismo de los grandes
números, millones de
personas quieren gozar de la
cultura histórica; es un
fenómeno del que somos perfectamente conscientes y
debe de ser afrontado, pero un
número cerrado es
impensable". El director agregó que
"la Sixtina no es solo un lugar
artístico, es también
una capilla consagrada, un
compendio de teología y en
verdadero catecismo que representan las figuras". Y es que
la Capilla Sixtina alberga
también al cónclave que elige
nuevo Papa. Es ahora cuando Paolucci
señala como preocupantes
elementos como el polvo, la
presión antrópica, el anhídrido
carbónico, cambios climáticos
que constituyen elementos nocivos que cada visitante
trae consigo y minan el
microclima de
la Capilla Sixtina. La solución, según dice, es la
instalación a principios de año
de un sistema que quitará las
partículas de polvo, cambiará
constantemente el aire y
estabilizará la temperatura. Están excluidos cualquier tipo
de restauración de los frescos,
como la intervención que se
hizo bajo la dirección de
Gianluigi Colalucci y terminada
en 1994, que en un principio causó estupor en la
comunidad internacional al
dejar al descubierto los vivos
colores de la paleta del
maestro florentino.

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