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12 de noviembre de 2012 AFP
Londres.- La BBC, primer grupo
audiovisual público del mundo,
se forjó en 90 años de
existencia un estatuto aparte
en el mundo de los medios de comunicación, convirtiéndose
en una referencia universal y
en un modelo de excelencia
ahora minado por dos
escándalos vinculados a la
pedofilia. Nacida en 1922, la venerable
"Beeb" -que los británicos
apodan también
cariñosamente "Auntie" (tiíta)
y respetan casi tanto como a la
monarquía- se convirtió con los años en un verdadero
mastodonte.
El grupo emplea hoy a unas
22.800 personas y engloba
ocho cadenas de televisión
nacionales, 54 emisoras de radio y una de las páginas web
más visitadas de Europa.
Reivindica una audiencia
mundial de 293 millones de
personas, asentada en una
reputación de espíritu combativo y rigor periodístico.
Su servicio mundial, el famoso
"World Service" difundido en
27 lenguas, además del inglés,
y escuchado por 180 millones
de personas, le da una gran proyección internacional.
En su momento de máximo
esplendor, el "World Service"
trabajaba en 45 lenguas. Sus
estudios acogieron entre otros
al general francés Charles de Gaulle, quien difundió desde
Londres mensajes a la
resistencia francesa. Y durante
la Guerra Fría, se convirtió en
la voz del mundo libre en el
Este. El "World Service" fue sin
embargo alcanzado por las
políticas de austeridad del
gobierno del conservador
David Cameron, y el ministerio
de Relaciones Exteriores dejará de financiarlo a partir del
próximo año.
El gobierno congelará el cánon
televisivo anual (3.600
millones de libras, o el
equivalente de 5.700 millones de dólares y 4.500 millones de
euros), cuando los ingresos
comerciales de la BBC
representan sólo 222 millones
de libras, según el último
balance anual del grupo. La BBC se vio obligada a
anunciar el año pasado un
nuevo plan para ahorrar un
20%, que incluye unas 2.000
supresiones de puestos de
trabajo hasta 2017. Otros trabajadores fueron
deslocalizados a Manchester
(norte de Inglaterra) y la BBC
vendió el "doughnut", un
edificio en forma de rosquilla
que albergaba sus estudios históricos en la capital.
Inmersa en estos recortes, la
BBC vio su imagen enturbiada
por críticas a sus gastos
excesivos y especialmente las
remuneraciones "exorbitantes" de algunos de
sus directivos y presentadores
estrella.
El monto de la indemnización
(450.000 libras) otorgada a su
director general George Entwistle, obligado a dimitir
en la estela del escándalo
Savile tras sólo 54 días en el
puesto, reavivó la polémica.
La crisis que atraviesa
actualmente la BBC recuerda por su amplitud a otra que se
registró en 2004. Los dos
máximos dirigentes de la
cadena tuvieron que dimitir
entonces tras un informe
oficial que cuestionaba la seriedad de una de sus
investigaciones sobre las
armas de destrucción masiva
en Irak antes de la entrada en
guerra del Reino Unido en ese
país en 2003. La BBC tuvo que presentar en aquella ocasión
excusas al gobierno, puesto en
entredicho por la
investigación.
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