domingo, 2 de septiembre de 2012

Opinión. Tiaré Scanda: la protesta, el derecho a la catarsis postelectoral:

Opinión: La protesta, el
derecho a la catarsis
postelectoral 02 de septiembre de 2012 NOTA DEL EDITOR: Tiaré
Scanda es actriz de cine, teatro
y TV. Participa actualmente en
la telenovela "Por ella soy
Eva". Es autora del monólogo
"Con la P en la frente" y otros espectáculos de cabaret,
conductora de la Feria de
Derechos Humanos de la
Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal y
vocera de Save The Children México. Escuché las noticias en el radio
porque no me daba el
estómago para ver cómo le
entregaban a ese señor, el
licenciado Enrique Peña Nieto,
la constancia de presidente electo. Como cuando amanece muy
nublado y luego llueve, así de
predecible fue el fallo del
Tribunal Electoral respecto a la
validez de la elección
presidencial. Fallo o falla, según se quiera ver. También
esperábamos de Andrés Manuel exactamente la reacción que tuvo: no aceptar
la decisión del Tribunal e
invitar a la desobediencia civil
que, confieso, a mí no me
queda del todo clara. ¿Qué tipo
de actos de inconformidad pueden tener algún impacto
positivo en que no se consume
nuestra desgracia electoral? Ha habido muchos manifestantes afuera del
edificio donde los siete magistrados tomaron de
manera unánime la polémica
decisión que ya todos
sabíamos que iban a tomar, y
desestimaron las pruebas que
presentó la izquierda, quién sabe qué tan contundentes y
sobre todo qué tan bien
fundamentadas. Eso era crucial para salir con
vida del laberinto de las leyes
mexicanas.
Independientemente de las
posibles simpatías de los
magistrados con algunos militantes del PRI, si la
izquierda hubiera tenido de su
lado pruebas irrefutables con
validez legal, más allá de que
nosotros creamos que son
argumentos ciertos –porque presenciamos, por ejemplo, el exceso de
publicidad del PRI y
el Verde cada vez que manejábamos por la ciudad o
íbamos al cine y
abucheábamos sus horribles
spots pro-pena de muerte
antes de las películas para
niños–. Si las pruebas hubieran sido irrefutables, el Tribunal
no nos hubiera podido dar la
terrible noticia de que,
oficialmente, el presidente
electo es EPN, ni tendrían el
descaro de decir que "los comicios fueron libres y
equitativos".

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